Traducido por Brenda Moreno Espinosa
El aceite de oliva puede no parecer un perpetrador típico de la contaminación a escala industrial, pero su producción deja a su paso una cantidad sorprendente de residuos. Hacer aceite de oliva se basa en mezclar grandes cantidades de agua con las aceitunas trituradas en un molino, un proceso que genera anualmente 8 mil millones de galones de aguas residuales desechadas en los países mediterráneos, donde se fabrica el 97% del aceite de oliva. Generalmente, los residuos se dejan hundir en el suelo o fluyen hacia los cuerpos de agua, lo que puede desencadenar el florecimiento de algas tóxicas y contaminar el agua potable.
Sin embargo, ahora los investigadores han desarrollado un método de tres pasos para abordar este problema, transformando especialmente los desechos en un biocombustible valioso.
El equipo de científicos tunecinos y franceses ideó un método que se basa en mezclar las aguas residuales del molino de oliva con otro producto de desecho de aserrín. Primero, evaporaron el agua de esta mezcla, que fue reutilizada para regar los cultivos. Luego sometieron la mezcla de aserrín a pirolisis, un proceso de alta temperatura que les permitió capturar los gases emitidos de la mezcla y convertirlos en un biocombustible sostenible. Finalmente, los restos secos fueron convenientemente reciclados como un fertilizante rico en nutrientes para los cultivos. Al final de este proceso, todos los residuos se habían reutilizado.
El método de bajo costo de los científicos podría resolver un problema que, durante décadas, ha obstaculizado a la industria de la agricultura de oliva. También es una prueba más de que la industria agrícola en su conjunto, puede tomar medidas para transformar su reputación como un importante contaminador, en formas pequeñas, ingeniosas y a veces, inesperadas.
Fuente: Haddad et. Alabama. “Aguas residuales del molino de oliva: de contaminante a combustibles verdes. Fuente de agua agrícola y biofertilizante” ACS Química Sostenible e Ingeniería. 2017.