Los terrenos desocupados están llenos de naturaleza. ¿Cómo los mantenemos de esa forma?

Traducido por María Fernanda Enríquez

Los terrenos desocupados son islas de naturaleza en la jungla urbana: pequeños pero abundantes y biodiversos, son un lugar para disfrutar la naturaleza aledaña y vivienda de criaturas de la ciudad.   Sin embargo, hay una tensión respecto a ellos.  A menos que las personas protejan los terrenos desocupados, serán eventualmente desarrollados – y ellos “con frecuencia son considerados un adefesio para el barrio, un lugar para el crimen y la basura,” según escriben los investigadores del periódico Sustainability.  “Los terrenos desocupados son con frecuencia considerados un problema local para los residentes del barrio.”

¿Como se puede entonces cultivar riqueza natural mientras se satisfice las necesidades y deseos de las personas que viven cerca?

Liderado por la ecologista urbana Christine Rega-Brodsky de Pittsburg State University, los investigadores examinaron 150 terrenos en Baltimore, Maryland, cuantificando su vegetación y avifauna y características físicas.  Después distribuyeron cuestionarios a los grupos comunitarios locales, preguntando que características prefieren para sus terrenos.

Algunos temas comunes incluyeron:  a las personas les gustan los árboles en propiedades abandonadas que se han convertido en bosques o terrenos que fueron adoptados por los vecinos y cuidados como espacios verdes comunales.  Las riberas de matorrales y vegetación de maleza características de propiedades recientemente abandonadas fueron menos populares.  Sin embargo, las personas todavía miran estos espacios favorablemente.  Las “señales de cuidado” fueron especialmente importantes – signos de presencia humana y atención, aún algo tan simple como un sendero limpio en un bosque que recién apareció.

Según el equipo de Rega-Brodsky, “las palabras que los encuestados usaron para describir su terreno menos favorito principalmente describía la falta de cuidado del lugar, falta de seguridad, descuido, y un área para tirar basura y para actividades ilegales.” Para sus propios terrenos locales, los residentes querían que fueran usados “como parque que incluya bancas, senderos y flores o un jardín comunitario.” Solo unos pocos querían los terrenos ocupados por nuevos edificios.  Y aún menos los querían pavimentados.

En estas respuestas se puede ver una visión para el manejo de terrenos desocupados: una mezcla de vegetación existente y nueva, especialmente árboles con senderos y áreas comunitarias.  Para los terrenos grandes – en Baltimore, son comunes grandes bloques abandonados – los residentes probablemente necesitarán alguna ayuda para comenzar, pero los pequeños terrenos pueden ser fácilmente mantenidos por pocas personas.  Para maximizar la biodiversidad, sería importante proteger los diferentes tipos de terrenos:  aquellos inusuales terrenos que nunca fueron desarrollados, los terrenos reclamados por la naturaleza hace décadas, y también los terrenos actuales.

Según los investigadores, con una remoción de desperdicios y plantando flores “muchos terrenos tienen el potencial de ser vistos positivamente por sus residentes y contribuir con oportunidades” para conectar con la naturaleza. La clave es encontrar un equilibrio entre las características naturales y el uso recreacional, influencia humana y silvestre.

Si se lo puede realizar hay un gran potencial de conservación.  En Baltimore, cerca del 7 por ciento de los terrenos de la ciudad son desocupados. Otras ciudades afectadas por problemas económicos y cambios demográficos tienen cifras similares. “La transformación de un terreno desocupado en espacio utilizable o parques con árboles puede ser considerado una decisión de manejo de la conservación a largo plazo,” según Rega-Brodsky y sus colegas. Los adefesios de hoy día pueden ser el tesoro natural de mañana.

Fuente: Rega-Brodsky et al. “Balancing Urban Biodiversity Needs and Resident Preferences for Vacant Lot Management.” Sustainability, 2018.

Imagen: Brandon Keim

Acerca del autor: Brandon Keim  es un periodista independiente especializado en animales, naturaleza y ciencia y autor de The Eye of the Sandpiper: Stories From the Living World. Puede conectarse con él en Twitter, Instagram y Facebook.

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