Traducido por Brenda Moreno Espinosa
Entre las transformaciones más radicales llevadas a cabo por los humanos modernos se encuentra la luz artificial: no solo en los hogares sino en todo el entorno construido, convirtiendo la noche en un medio día en vastas franjas del mundo.
Desde hace tiempo se sabe que esto afecta a los animales: las tortugas marinas recién nacidas, por ejemplo, pueden desorientarse y deambular hacia las farolas en lugar de la deslumbrante luz de la luna sobre el agua, no obstante los efectos disminuyen un tanto por el color amarillento de lámparas antiguas. Ahora, sin embargo, la llegada de las luces LED que imitan los espectros de la luz natural amenaza con causar una serie de problemas en la vida silvestre, desde la alteración del ritmo circadiano hasta la percepción deteriorada e incluso el cáncer.
El potencial de tales problemas se ha pasado por alto en su mayoría, incluso cuando los municipios y los administradores de propiedades instalan indicadores LED, que también son eficientes en términos de energía y comparativamente económicos. “Los LED ya vienen y la gente los va a usar”, dice Travis Longcore, un ecólogo urbano de la Universidad del Sur de California. “Y si no damos una guía ahora, nos quedaremos atrapados en un enfoque particular mientras duren éstas luces”, lo que podría ser un tiempo muy largo.
En un artículo publicado en la Revista de Zoología Experimental Parte A: Fisiología Ecológica e Integrativa, Longcore y sus colegas, entre ellos Lorna y Michael Herf, diseñadores de f.lux, uno de los primeros programas para hacer las pantallas de computadora más fáciles para los ojos, describen un nueva herramienta en línea para evaluar el impacto ecológico de diferentes luces comercialmente disponibles.
Accesible para el público y destinada “a ayudar a desarrolladores, diseñadores y creadores de políticas, a elegir colores de iluminación amigables con la vida silvestre”, la herramienta asigna a cada luz un puntaje calculado al cruzar sus características espectrales con investigaciones sobre la sensibilidad de los animales a esa luz. Un LED Soraa Vivid, por ejemplo, tiene más del doble de impactos a la vida silvestre previstos como un PC Amber LED de Cree, y se acerca a los mismos efectos que cabría esperar con el mismo brillo de la luz del día.
Por ahora, los investigadores incluyen solo aquellos animales sobre los que se dispone de datos extensos de respuesta a la luz: insectos, tortugas marinas, salmón y aves marinas de la pradera de Newell. Es suficiente para proporcionar una estimación de regla general útil para los animales en general, dice Longcore; y a medida que otros investigadores agreguen datos sobre otras especies a la base de datos, ésta se volverá más completa. Lo mismo ocurre con la iluminación: en la actualidad hay 25 tipos comunes de luz incluidos, y ese número se ampliará a medida que las personas agreguen nuevas luces.
Nuestra contribución es decir: “necesitamos esto. Aquí le mostramos cómo hacerlo, los pasos técnicos, el idioma y los primeros resultados “, dice Longcore. “Puedes descargar lo que hicimos, agregar tus propias curvas y especies y lámparas, o compartirlas con nosotros”.
Con suerte, será suficiente para guiar a las personas en la selección de luces y crear leyes al respecto. A menudo éstas no existen; en la ciudad natal de Longcore, Los Ángeles, se instalaron más de 140,000 lámparas LED sin considerar su impacto en la vida silvestre. A veces las regulaciones se ven superadas por los avances tecnológicos: en Florida, los investigadores observan que las luces en las nuevas construcciones costeras son amigables con las tortugas, pero en realidad prohíben el uso de lámparas que funcionarían mucho mejor de lo que ahora se permite.
En un mundo ideal, tal vez, habría muy poca luz artificial en la naturaleza, pero mientras exista, podríamos hacerlo lo más inofensivo posible. Esta nueva herramienta podría ayudar.
Fuente: Longcore et al. “Evaluación rápida del espectro de la lámpara para cuantificar los efectos ecológicos de la luz en la noche”. Revista de Zoología Experimental Parte A: Fisiología Ecológica e Integrativa, 2018.
Imagen: pxhere
Sobre el autor: Brandon Keim es un periodista independiente especializado en animales, naturaleza y ciencia, y el autor de El ojo de la lavandera: historias del mundo viviente. Conéctese con él en Twitter, Instagram y Facebook.