Traducido por María Fernanda Enríquez
Un nuevo estudio plantea que la agricultura convencional de alto rendimiento podría tener una mejor oportunidad de salvar el medio ambiente que incluso algunos tipos de agricultura orgánica. Publicado en Nature Sustainability por un equipo de investigadores internacionales, estos resultados controvertidos van en contra de la creencia predominante de que la agricultura de alto rendimiento es mala para el planeta.
Normalmente, la práctica de exprimir la mayor cantidad posible de alimentos de una parcela de tierra se asocia con la aplicación excesiva de fertilizantes y pesticidas, la erosión extensa del suelo, la contaminación y las altas tasas de emisiones de gases de efecto invernadero. Por otro lado, los métodos de cultivo de baja intensidad, que incluyen, pero no se limitan a, la agricultura orgánica, favorecen las prácticas agrícolas más respetuosas con el medio ambiente a costa de mayores tasas de producción. Sin embargo, el nuevo estudio muestra que la agricultura intensiva no solo tiene un impacto menor al que se creía anteriormente, sino que también utiliza de manera crucial menos tierras que su contraparte de baja intensidad, algo que es clave para la preservación de los ecosistemas y su biodiversidad.
Al comparar el impacto de la producción de trigo, arroz, carne de res y productos lácteos en sistemas agrícolas de alto y bajo rendimiento a nivel mundial, los autores encontraron que en algunos casos la agricultura de alta intensidad en realidad mostró mejoras sobre la agricultura de bajo rendimiento. Por ejemplo, la producción lechera orgánica en Europa provocó una mayor pérdida de suelo y requirió el doble de superficie de tierra por la cantidad de leche producida, en comparación con la producción lechera de alta intensidad. En los arrozales chinos, la aplicación elevada, aunque no excesiva, de fertilizantes inorgánicos incrementó los rendimientos de arroz y redujo el uso de la tierra y el agua, todo sin aumentar sustancialmente las emisiones de gases de efecto invernadero. Los hallazgos también mostraron que la agricultura de alto rendimiento a menudo incluía métodos de producción que podrían reducir el impacto ambiental. En los ranchos de carne de res brasileños de alta intensidad, por ejemplo, la integración de árboles y arbustos con los pastos permitió a los agricultores producir las mismas cantidades altas de carne mientras reducen las emisiones de gases de efecto invernadero hasta en la mitad.
Todo esto pinta una imagen muy diferente de la agricultura de alta intensidad, y va en contra de investigaciones anteriores, la mayoría de las cuales ha confirmado sus efectos perjudiciales para el medio ambiente. El motivo de la gran diferencia en los hallazgos, dicen los investigadores, es que se llevó a cabo de una manera diferente. En lugar de medir el impacto por área de tierra como lo hacen otros estudios, los suyos utilizan un nuevo marco para medir el impacto ambiental de cada tipo de cultivo contra la cantidad de alimentos que produce. Esto reveló que, por rendimiento, la agricultura de alta intensidad fue menos impactante de lo que se pensaba anteriormente.
Un aspecto fundamental de los hallazgos fue el hecho de que debido a que los sistemas de baja intensidad suelen producir rendimientos más bajos, requieren más tierra para cultivar y criar ganado, lo que “permiten que se retenga o restaure un hábitat natural”, dicen los investigadores. Junto con estudios recientes que describen la expansión agrícola como una de las amenazas más graves para el clima (ya que es probable que libere emisiones de gases de efecto invernadero del suelo), esto se suma a la idea de que la agricultura orgánica y de bajo rendimiento puede no ser necesariamente la mejor opción para el planeta.
El estudio no equipara la agricultura de baja intensidad con la agricultura orgánica: la agricultura orgánica fue solo una forma de agricultura de baja intensidad que los investigadores consideraron en su trabajo. Sin embargo, los grupos de agricultura orgánica han puesto en duda los resultados. Argumentan que los investigadores del estudio excluyeron ciertos factores que habrían aumentado las estimaciones de impacto de la agricultura de alta intensidad. También señalan la gran cantidad de investigaciones que muestran el beneficio de la agricultura orgánica que aumenta la biodiversidad y reduce la contaminación.
Los autores del nuevo documento dejan en claro que no están pidiendo cambiar de métodos agrícolas amigables con el medio ambiente a la agricultura industrial. De hecho, señalan que una condición importante de sus hallazgos es que el beneficio ambiental de la agricultura de alto rendimiento solo se hará sentir si nos aseguramos de que la tierra ahorrada por esta forma de producción de alimentos realmente se conserve, no se cambie a otros usos. De lo contrario, el beneficio para el clima y la biodiversidad que describen se desintegrará: “Si queremos evitar la extinción masiva, es vital que la agricultura eficiente en el uso de la tierra esté vinculada a la creación de mayores áreas silvestres”.
Fuente: Balmford, et. al. “Los costos y beneficios ambientales de la agricultura de alto rendimiento.” Nature Sustainability. 2018