Traducido por María Fernanda Enríquez
Los esfuerzos de China para reducir la contaminación del aire han reducido drásticamente los niveles nocivos de partículas finas en el aire, pero esto ha conducido a un aumento de la contaminación por ozono a nivel del suelo, especialmente en las grandes ciudades, según un nuevo estudio publicado en Proceedings of the National Academy of Sciences.
Si bien el ozono en la atmósfera nos protege de los dañinos rayos ultravioleta, en el suelo es el ingrediente principal del smog y puede ser un contaminante dañino. Respirar aire con altos niveles de ozono puede dañar a las personas con asma, así como a los niños y adultos mayores. También frena el crecimiento de las plantas, lo que puede afectar negativamente a ecosistemas enteros.
A principios de 2013, el gobierno chino tomó medidas estrictas para reducir otro contaminante dañino conocido como PM2.5, un término para partículas finas en el aire que tienen menos de 2,5 micrómetros de diámetro y pueden penetrar en los pulmones y el sistema cardiovascular. Los esfuerzos han incluido limitar el número de autos en la carretera, reducir las emisiones de las centrales eléctricas de carbón cerrando las viejos y reemplazándolas con gas natural.
Esas medidas parecen haber funcionado muy bien. Entre 2013 y 2017, las concentraciones de PM2.5 en el este de China han caído casi un 40 por ciento. Pero durante esos mismos cinco años, los niveles de ozono en las principales áreas urbanas aumentaron entre un 5 y un 10%. Investigadores de la Universidad de Harvard y de las Universidades de Nanjing y Tsinghua se dispusieron a averiguar por qué.
El ozono es creado por reacciones químicas entre los óxidos de nitrógeno y los compuestos orgánicos volátiles, que son contaminantes principalmente emitidos por la quema de combustibles fósiles y de plantas químicas. La oxidación de COV forma radicales químicos que desencadenan reacciones entre NOx y COV en presencia de la luz solar para producir ozono.
Usando modelos de computadora, los investigadores encontraron que las partículas actúan como pequeñas esponjas que absorben los radicales químicos. Esto les impide conducir la formación de ozono. Como resultado, las regulaciones de China redujeron estas partículas de remojo radical pero no controlaron las emisiones de VOC. Así que a medida que los niveles de partículas disminuían, había más radicales disponibles para reaccionar con los COV y aumentar los niveles de ozono.
“No hemos observado que esto suceda en ningún otro lugar porque ningún otro país se ha movido tan rápidamente para reducir las emisiones de partículas”, dijo Daniel Jacob, profesor de química atmosférica e ingeniería ambiental, en un comunicado de prensa. “Le tomó a China cuatro años para hacer lo que tomó 30 años en los Estados Unidos”.
Fuente: Ke Li et al. Anthropogenic drivers of 2013–2017 trends in summer surface ozone in China. Proceedings of the National Academy of Sciences, 2019.
Foto: CIFOR, Flickr Creative Commons