Traducido por María Fernanda Enríquez
Reduciendo la cantidad de productos animales que comemos y reemplazándolos con más alimentos de origen vegetal: esto se anuncia como la mejor manera de reducir nuestro impacto dietético en el planeta.
Pero un nuevo estudio va un paso más allá, para mostrar que comer una variedad de ‘alimentos futuros’ alternativos que emergen rápidamente, incluyendo carne de laboratorio, algas marinas y proteínas de insectos, no solo haría más para proteger el planeta, sino también en realidad nos proporcionaría más y mejores nutrientes que el cambio a una dieta exclusivamente a base de plantas.
En el ensayo de Nature Sustainability, los investigadores midieron los perfiles nutricionales y ambientales de nueve productos de “alimentos futuros” y los compararon con dietas basadas en animales y en plantas. Estos nueve alimentos eran carne cultivada en el laboratorio, proteína hecha de hongos, larvas de dos especies de moscas, larvas de gusanos de la harina, dos tipos de algas, algas marinas y mejillones. Descubrieron que todos estos alimentos, excepto las algas, producían la misma cantidad o más de proteínas que los alimentos de origen animal o las dietas de origen vegetal.
La mayoría de estos alimentos también proporcionarían varios nutrientes cruciales como la vitamina B12, el zinc y la vitamina A. Por ejemplo, algunos tipos de algas tienen 20 veces más vitamina A que los huevos, que es la fuente animal más rica en este nutriente. En comparación con esto, las dietas solo basadas en plantas tienden a ser deficientes en nutrientes como la vitamina B12 y los ácidos grasos omega, entre otras cosas.
Los alimentos futuros también obtuvieron altos puntajes en ahorros ambientales, ya que requerían aproximadamente la misma cantidad o menor cantidad de tierra que las dietas basadas en plantas, y una cantidad significativamente menor que las dietas basadas en animales. En comparación con los animales, los alimentos como las algas, los insectos y la carne cultivada en el laboratorio no requieren la producción intensiva de alimento para la tierra que se necesita para el ganado, las aves de corral y los cerdos. El estudio encontró que los alimentos futuros también producen mucho menos gases de efecto invernadero que las dietas basadas en animales.
Eso no quiere decir que su impacto sea insignificante. Por ejemplo, la crianza de cantidades industriales de insectos, una de las fuentes alternativas de proteínas de más rápido crecimiento, produce emisiones de manera activa como cualquier otro tipo de ganado. (Sin embargo, los insectos todavía producen mucho menos que el ganado vacuno, los cerdos, los pollos y las ovejas, y producen mayores cantidades de proteínas por área).
Sin embargo, la mayor parte de las emisiones de gases de efecto invernadero de este sector provendrían de la energía de combustibles fósiles que se requiere para producir estos alimentos, ya sea para mantener las temperaturas de los hongos y las algas o para el transporte de productos procesados. Sin embargo, los investigadores creen que, en comparación con otros tipos de dietas, los alimentos futuros presentan el mayor potencial para la mitigación del clima. Por ejemplo, gran parte del impacto de estos alimentos en los gases de efecto invernadero podría eliminarse mediante el uso de energía renovable desde el primer momento. Otra forma de ahorrar energía y tierra es criar insectos y otros alimentos futuros con una dieta de desechos, que es en sí misma una fuente de emisiones de gases de efecto invernadero. Optar por cultivar algas en partes marginales de la tierra también podría producir mucha más proteína por área que, por ejemplo, cultivar o criar carne en grandes extensiones de tierra.
Dado que la producción de alimentos en el futuro es una industria nueva y emergente, también es más probable que sea receptiva a estos cambios importantes hacia la sostenibilidad.
“Demostramos que los beneficios ambientales de los alimentos futuros se asocian con una alta eficiencia en el uso de nutrientes, el uso de tecnologías ecológicas y el uso de flujos sobrantes”, escriben los investigadores. En general, muestran que estos alimentos se apilan como una mejor opción nutricional y ambiental que las dietas basadas en plantas, a medida que avanzamos hacia el reemplazo de la carne por alimentos alternativos. Pero darme cuenta que es solo la mitad de la batalla. El resto será convencerá a la gente para que comience a disfrutar de las hamburguesas cultivadas en el laboratorio con un acompañado de algas y grillos.
Fuente: Parodi et. al. “El potencial de los futuros alimentos para dietas sostenibles y saludables.” Nature Sustainability. 2018.
Imagen: Zeyus Media via Flickr