Un poco de conocimiento hace mucho para que las personas coman alimentos transgénicos

Traducido por María Fernanda Enríquez

Aumentar el conocimiento de la gente sobre la ciencia de los alimentos modificados genéticamente puede ser la clave para suavizar su escepticismo hacia estos productos. Así lo dice un estudio del Journal of Environmental Psychology, que encontró que mientras más informados están los consumidores acerca de cómo funciona la modificación genética, menos sospechosos se vuelven y más dispuestos están a comer alimentos transgénicos. 

La seguridad de los alimentos modificados genéticamente es aceptada casi por unanimidad por los científicos, pero el escepticismo anti-GM persiste entre los consumidores. Comprender las raíces de este escepticismo es importante, ya que se relaciona con nuestra seguridad alimentaria futura: la modificación genética permite enormes beneficios potenciales, como los cultivos diseñados para ser resistentes al clima de varias maneras, que tendremos que explotar en el futuro. 

Pero mientras los estudios anteriores han tratado de comprender el sentimiento anti-GM a lo largo de líneas morales, políticas y religiosas, el equipo internacional de científicos en este nuevo estudio quería examinar el papel del conocimiento científico en la formación y el cambio de las creencias de las personas. 

Para determinar esto, llevaron a cabo una serie de mini-estudios, que incluyeron cuestionarios para determinar cómo las opiniones de las personas sobre GM se combinaron con su conocimiento científico. En el primer y segundo mini-estudio, preguntaron a un grupo de 1,500 participantes de USA si comían alimentos genéticamente modificados y luego aplicaron una serie de preguntas “verdadero-falso” para determinar su conocimiento científico de referencia. 

El segundo estudio también incluyó 14 preguntas para determinar el conocimiento de los participantes sobre la ciencia de GM, específicamente. Las personas fueron encuestadas sobre sus puntos de vista religiosos, persuasiones políticas, edad, niveles de educación, sexo, raza y dónde vivían, para determinar qué papel podrían jugar estos factores. 

Un tercer estudio amplió la encuesta más allá de USA al Reino Unido y a los Países Bajos: esto fue esencial porque los alimentos GM en muchos países europeos están muy regulados, lo que podría estar influyendo en las percepciones de las personas allí. 

Lo que surgió de manera uniforme en los tres países fue que la comprensión de la ciencia de los alimentos transgénicos era, con mucho, el predictor más fuerte de la opinión de una persona sobre estos productos. Por lo tanto, mientras menos gente sepa cómo funciona la modificación genética, más probable es que sean escépticos. Esto superó con creces el impacto de sus opiniones políticas y religiosas, o cualquier otro factor. 

Curiosamente, los estudios revelaron que el impacto del conocimiento de alguien sobre la ciencia transgénica en realidad se diferenciaba de su conocimiento científico general. En otras palabras, alguien podría tener una comprensión decente de la ciencia en general, pero si sabía poco sobre la ciencia de los GM, era más probable que evitaran los alimentos GM. Esto hizo que el conocimiento de GM fuera únicamente confiable para predecir cómo se sentiría alguien al consumir estos productos. 

De manera crucial, para probar este hallazgo, los investigadores también llevaron a cabo un cuarto mini-estudio: esta vez, enseñaron los conceptos básicos de la ciencia GM a un grupo de participantes durante un período de cinco semanas, y evaluaron si sus opiniones cambiaron según el curso progresó. Esto reveló que mientras más personas comprendían sobre la modificación genética durante las cinco semanas, más dispuestos estaban a consumir alimentos modificados genéticamente. 

Estos resultados sugieren que con los alimentos transgénicos, existe una oportunidad única de utilizar la educación para corregir los conceptos erróneos de la gente, en comparación con otros temas divisivos como el cambio climático, donde el escepticismo suele estar profundamente enredado con las opiniones políticas de la gente y, por lo tanto, más difícil de abordar con los hechos.

Los investigadores también enfatizan que atacar a los escépticos modificados genéticamente a la defensiva, o insistir en la seguridad de los alimentos modificados genéticamente, tácticas que se usaron en el pasado, no hará mucho para cambiar las percepciones de la gente. 

En su lugar, sugieren, “el tiempo y el dinero se invierten mejor en la educación básica pero enfocada para abordar los conceptos erróneos subyacentes generales sobre la ciencia”. 

Fuente: McPhetres et. al. “Modificación de las actitudes sobre los alimentos modificados: un mayor conocimiento conduce a actitudes más positivas.” Journal of Environmental Psychology. 2019.

Imagen: Wikimedia Commons

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