Traducido por María Fernanda Enríquez
El sistema alimentario mundial es un impulsor clave del cambio climático, responsable de aproximadamente una cuarta parte de las emisiones de gases de efecto invernadero provocadas por el hombre. Y este sistema cambia drásticamente cuando hay una reorganización política y económica.
Eso es exactamente lo que sucedió cuando la Unión Soviética se dividió en repúblicas independientes en 1991. Y un nuevo estudio calcula la caída de las emisiones de gases de efecto invernadero a partir de la caída de la Unión Soviética. Entre 1992 y 2011, hubo una reducción neta en emisiones equivalentes de dióxido de carbono de 7.6 gigatones debido a una “reestructuración masiva del sistema alimentario nacional … y una reestructuración importante del comercio agrícola” según investigadores del estudio publicado en Environmental Research Letters.
Eso es aproximadamente una cuarta parte de las emisiones de dióxido de carbono que se generaron debido a la deforestación en América Latina en el mismo período.
El desmantelamiento de la Unión Soviética provocó un colapso industrial. Los altos precios de los productos y el menor poder de compra redujeron el consumo de productos animales. Esta caída en la demanda llevó a una reducción a la mitad del número de cerdos y ganado. Y también condujo a uno de los mayores cambios en el uso de la tierra en el siglo XX porque los agricultores abandonaron grandes extensiones de tierras agrícolas, especialmente en Rusia y Kazajstán, y se dirigieron a trabajar en ciudades. A medida que las plantas se apoderaron de estas tierras de cultivo abandonadas, secuestraron carbono en el suelo, haciendo que las tierras agrícolas se hundieran masivamente.
Un equipo internacional de investigadores dirigido por Florian Schierhorn del Instituto Leibniz de Desarrollo Agrícola en Economías en Transición, ubicando en Alemania, quería cuantificar el efecto de estos dos factores en las emisiones de gases de efecto invernadero. El equipo utilizó FAOSTAT, una base de datos de cambios en el uso de la tierra de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación; modelos como el Modelo Global de Evaluación Ambiental del Ganado para cuantificar las emisiones de la producción de productos pecuarios; así como las estimaciones informadas anteriormente sobre la intensidad de las emisiones de los cultivos productores distintos de la alimentación animal.
Según los cálculos, las reducciones de emisiones debidas a la producción de carne/leche y al secuestro de carbono en el suelo tuvieron una participación aproximadamente igual en las reducciones de emisiones totales de 7.6 gigatones.
El equipo advierte que las emisiones probablemente se recuperarán a medida que el sistema alimentario continúe evolucionando en los antiguos países de la Unión Soviética. Las tierras agrícolas abandonadas actualmente podrían continuar secuestrando carbono hasta 2050. Pero, dicen, “los sectores agrícolas en auge pueden desencadenar el recultivo de las tierras abandonadas, impidiendo así el secuestro de carbono adicional”.
Los cambios en el consumo de carne desempeñan el papel más importante en el balance de gases de efecto invernadero de la región. El consumo de carne de res ha disminuido en los países de la antigua Unión Soviética entre 2010 y 2016, pero es posible que esto no continúe. Además, dado que la producción de carne vacuna está estancada, la región se ha convertido en uno de los mayores importadores de carne vacuna de América del Sur, donde las emisiones de gases de efecto invernadero relacionadas con la carne vacuna son altas.
“El caso de la (antigua Unión Soviética) revela cómo las emisiones negativas debidas al abandono de las tierras agrícolas pueden verse comprometidas por el aumento de las emisiones debido al aumento de las importaciones agrícolas”, escriben los investigadores
Fuente: Florian Schierhorn et al. Grandes ahorros de gases de efecto invernadero debido a cambios en los sistemas alimentarios post-soviéticos. Environmental Research Letters, 2019.