29 cambios incrementales que podrían transformar nuestro sistema alimenticio

Traducido por María Fernanda Enríquez

 Hacer pequeños cambios en la forma en que comemos, cultivamos y producimos alimentos podría ahorrar casi una cuarta parte de la tierra agrícola a nivel mundial. Esto desafía la idea de que las grandes ganancias medioambientales solo pueden ser el resultado de grandes y ambiciosos cambios, según un equipo de investigadores británicos y alemanes. 

Actualmente, la agricultura utiliza casi el 40% de toda la tierra en el planeta, y con una demanda de alimentos que aumentará en un 116% para 2100, eso solo se expandirá: comer en hábitats salvajes y promover el cambio climático con la expulsión de gases de efecto invernadero. 

Pero si hacemos una flota de 29 cambios alcanzables en combinación en todo el mundo, desde reemplazar la carne roja con pollo hasta reducir las pérdidas posteriores a la cosecha y utilizar los desechos de alimentos como alimento para animales, liberaríamos el 21% de la tierra cultivada actualmente. 

De manera crucial, los investigadores del nuevo artículo descubrieron que estos cambios solo necesitan aumentar de manera muy incremental, a tasas de entre 0,5 y 5% durante 5 a 15 años, para que se ahorre esa cantidad de tierra. Y si, de manera más ambiciosa, duplicamos la tasa de cambio con el tiempo, lo que para algunas medidas significaría solo un aumento del 1 o 2% en 15 años, liberaríamos hasta el 37% de las tierras agrícolas para otros usos. 

Un análisis más detallado revela que en países desarrollados como los Estados Unidos y el Reino Unido, realizar cambios dietéticos pequeños pero concertados conducirá al mayor ahorro de tierra. Estos incluyen cosas como aumentar las tasas de vegetarianismo entre los ciudadanos, reducir el consumo excesivo y aumentar gradualmente la cantidad de proteínas “alternativas” como el tofu y los insectos en las dietas. Principalmente debido a la reducción en el consumo de carne, estos cambios contribuirían a una disminución global del 23% en los pastizales, y una reducción del 24% de las tierras de cultivo mundiales necesarias para la alimentación de los animales de granja. 

En los países en desarrollo, los impulsores del ahorro de tierras fueron diferentes, principalmente debido a las mejoras en las cadenas de producción y suministro. Eso significaría incorporar gradualmente medidas alcanzables como un mejor almacenamiento y transporte de alimentos para que se sacrifique menos comida después de la cosecha. 

Curiosamente, uno de los raros aumentos en el área de tierra ocurrió en las tierras de cultivo, debido al efecto colectivo de pasar de la carne —a más dietas basadas en plantas bajo estos cambios— que obviamente requeriría más cultivos. 

Aún así, el efecto general de todos los 29 cambios combinados fue una enorme reducción global en el uso de la tierra. 

Los investigadores también dividieron los ahorros de tierra proyectados de acuerdo con tres categorías principales. En total, el 48% de la tierra potencialmente salvada sería atribuible a cambios incrementales en la dieta, principalmente un cambio de la carne. Otro 35% en ahorros se redujo a una mayor eficiencia de producción, y un 17% de los esfuerzos para reducir la pérdida de alimentos a nivel mundial. 

Hicieron estos hallazgos seleccionando en primer lugar los 29 objetivos que consideraban alcanzables a corto y mediano plazo. Eso significaba medidas que podríamos poner en práctica ahora, no enfoques futuristas. Después de elaborar esta lista restringida, analizaron las dietas de 7 regiones del mundo y modelaron cuánta tierra podría salvarse a nivel mundial combinando los 29 métodos.

Su enfoque se inspiró en la teoría de las “ganancias marginales”, que describe cómo los pequeños cambios individuales que son insignificantes cuando están solos, pueden generar grandes cambios generales si se aplican en masa en todo un sistema. 

Lo poderoso de este enfoque, dicen los investigadores, es que es más probable que se traduzca en un cambio real: los cambios incrementales suelen ser más atractivos para los formuladores de políticas que los grandes y potencialmente riesgosos. También significa que podemos adaptar los enfoques a diferentes partes del mundo, en lugar de aplicar cambios generales como la reducción del consumo de proteínas, lo que podría no ser apropiado en todas partes. 

En última instancia, hay esperanza en la idea de que pequeños cambios pueden hacer una gran diferencia. “El concepto de ganancias marginales sugiere que la transformación no necesariamente es el resultado de cambios repentinos o grandes en los sistemas existentes”, escriben los investigadores. 

Fuente: Alexander et. al. “Transformando el uso de la tierra agrícola a través de ganancias marginales en el sistema alimentario.” Global Environmental Change. 2019. 

Imagen: iStock

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