Traducido por María Fernanda Enríquez
Combatir el cambio climático es solo una de las razones para cambiar a fuentes de energía renovables como la energía solar y eólica. En muchos estados de Estados Unidos la infraestructura de energía renovable también es una inversión poderosa en salud pública.
Por ejemplo, en 10 estados de Rust Belt de los Estados Unidos, las políticas conocidas como estándares de cartera renovable requerirán que se genere un promedio del 13% de la electricidad a partir de fuentes renovables para 2030.
Construir esa infraestructura renovable costará $3.5 mil millones y generará $2.8 mil millones en ahorros por los efectos del cambio climático evitados, según un análisis publicado el 12 de agosto en Environmental Research Letters. Pero también dará como resultado $4.7 mil millones en beneficios de salud por facturas médicas evitadas y salarios perdidos.
El estudio se suma a un trabajo cada vez mayor que sugiere que los beneficios para la salud de alejarse de los combustibles fósiles a menudo son mayores que los costos de hacerlo.
Esto se debe a que la eliminación gradual de los combustibles fósiles también tiende a mejorar la calidad del aire. La quema de combustibles fósiles libera una variedad de contaminantes del aire, el más dañino de los cuales es un tipo de hollín fino conocido como PM2.5. Esta sustancia se ha relacionado con problemas de salud graves, como asma, cáncer de pulmón, ataque cardíaco y accidente cerebrovascular.
Los estados incluidos en el análisis son Pensilvania, Ohio, Wisconsin, Michigan, Illinois, Indiana, Virginia Occidental, Nueva Jersey, Maryland y Delaware. Muchos de estos estados actualmente generan gran parte de su electricidad a partir del carbón, una fuente particularmente prominente de PM2.5.
Los investigadores reunieron una serie de modelos existentes, basándose en datos de una variedad de agencias gubernamentales de Estados Unidos para estimar los efectos económicos, de la calidad del aire, de la salud humana y del cambio climático de los estándares de cartera renovable.
Descubrieron que si los estados fortalecieran sus políticas renovables, la imagen de costo-beneficio se vería aún mejor, porque los beneficios para la salud de las políticas aumentan más rápidamente que sus costos.
Si los estados de Rust Belt requieren un 20% de energía renovable en promedio para 2030, esto generaría $6.4 mil millones en beneficios climáticos y $13.5 mil millones en beneficios para la salud, a un costo de solo $5.8 mil millones.
Si los estados duplicaran su compromiso de energía renovable para 2030 al 26%, esto generaría $9.5 mil millones en beneficios climáticos y $20.0 mil millones en beneficios para la salud, con un precio de $9.1 mil millones.
En general, los tres escenarios producen beneficios para la salud de $94, $120 y $119 respectivamente por tonelada de emisiones de carbono evitadas, calcularon los investigadores. Cada kilovatio hora de nueva energía renovable generada tiene beneficios para la salud de 8¢, 12¢ o 13¢, según el escenario.
Los investigadores también investigaron lo que sucedería si los estados implementaran un sistema de fijación de precios de carbono diseñado para reducir las emisiones en la misma cantidad que el escenario estándar de cartera renovable más estricto. Muchos economistas dicen que el precio del carbono es la forma más eficiente de reducir las emisiones.
El análisis respalda este punto de vista, sugiriendo que el precio del carbono generaría $9.5 mil millones en beneficios climáticos y la friolera de $29.7 mil millones en beneficios para la salud, a un costo de $6.4 mil millones.
Pero hay desventajas en la ruta de fijación de precios del carbono. Los precios del carbono a menudo enfrentan oposición política, mientras que los estándares de cartera renovable tienden a ser populares entre el público en general. Además, el precio del carbono no genera una mayor generación de energía renovable que la política actual. En cambio, la mayor parte de la reducción de las emisiones y la contaminación del aire se debe al cambio de la generación de energía del carbón al gas natural. Y construir una gran cantidad de nueva infraestructura de gas natural podría no ser la mejor estrategia para la descarbonización profunda.
El nuevo estudio es uno de los primeros en investigar los beneficios de la calidad del aire de las políticas climáticas a nivel estatal en los Estados Unidos. El hallazgo de que los estados pueden hacer una diferencia en la reducción de las emisiones de carbono y proporcionar aire más limpio para sus residentes es una buena noticia dado que la acción climática nacional es poco probable bajo la administración Trump.
Por otro lado, la acción a nivel estatal tampoco está garantizada: en julio, Ohio retiró su estándar de cartera renovable, poniendo en duda incluso el nivel más bajo de beneficios de salud calculados en el estudio.
Fuente: Dimanchev E.G. et al. “Health co-benefits of sub-national renewable energy policy in the US.” Environmental Research Letters 2019.
Imagen: Basado en una imagen de RF123.