Esta hoja de ruta del uso de la tierra podría llevarnos al 30% del camino hacia un objetivo global de emisiones

Traducido por María Fernanda Enríquez

El primer “mapa de ruta” para el uso futuro de la tierra describe cómo los cambios en la forma en que cultivamos, manejamos bosques, humedales y manglares reducirían un tercio de las emisiones necesarias para limitar el calentamiento global a 1.5 C, para 2050.

A través de un amplio análisis de la literatura sobre mitigación, e incorporando varios modelos climáticos, los investigadores del estudio Nature Climate Change identificaron 24 de las mejores opciones de uso de la tierra para reducir las emisiones a nivel mundial. De estos, un puñado podría generar cambios severos si comenzamos a implementarlos en la próxima década.

Esto se redujo a una poderosa mezcla de reducciones a la deforestación, aumentando la captura de carbono a través de la reforestación y un mejor manejo del suelo en las granjas, reduciendo el desperdicio de alimentos y cambiando el apetito en los países desarrollados hasta el punto en que una de cada cinco personas consume una dieta basada principalmente en plantas.

Si los países adoptaran estos enfoques, podríamos reducir las emisiones del sector terrestre en un 50% por década, comenzando el próximo año en 2020 y hasta 2050. La adopción de todas las medidas descritas en el estudio también podría hacer que el uso del suelo en todas sus formas completamente carbono neutral para 2040. Además, seguir el mapa de ruta transformaría el uso de la tierra en un sumidero de carbono, en general, aprovechando su valor para la mitigación climática en el futuro.

La hoja de ruta divide estos diferentes enfoques por región, para determinar dónde podrían tener el mayor impacto, y proporciona a los países una ventana en la que los esfuerzos reducirían más el impacto de sus emisiones.

Para empezar, demostró que Brasil, China, India, Rusia y la Unión Europea se encontraban entre los diez países con el mayor potencial, en general, de utilizar el sector de la tierra como herramienta de mitigación. También reveló que Brasil e India tienen un potencial muy alto para reducir las emisiones derivadas del ganado. Mientras que China, India y Rusia podrían desempeñar un papel especial en la captura de carbono con reforestación y forestación.

De todas las naciones, China, Estados Unidos, Argentina y la Unión Europea se encontraban entre los que podían alterar con mayor éxito la dieta de sus ciudadanos para crear el mayor beneficio climático. Del mismo modo, reducir el desperdicio de alimentos entre los consumidores en China, la Unión Europea y los Estados Unidos generaría beneficios únicos para nuestros objetivos de emisiones globales.

Aún más específicamente, las campañas para reducir el consumo de productos agrícolas deforestantes como el aceite de palma, la soja y la carne de res tendrían el mayor impacto en las emisiones si estuvieran dirigidas a los consumidores de la Unión Europea y China.

Pero lograr el recorte del 30% de las emisiones globales ambiciosas para 2050 que se describe en el estudio requeriría que vayamos más allá del nivel de país individual, convergiendo todos estos cambios de uso de la tierra colectivamente en un solo objetivo. En la escala global, eso se traduce en reducir las emisiones del sector terrestre en un sorprendente 85% para 2050, y en aumentar el secuestro de carbono diez veces entre 2030 y 2050.

Yendo aún más lejos, los investigadores sugieren que debemos comenzar a invertir en tecnologías futuras para capturar carbono del aire y almacenarlo. También necesitamos invertir en bioenergía sostenible, dicen. Estas concepciones alternativas del uso de la tierra podrían ayudarnos a cumplir con los objetivos de emisiones, al tiempo que eliminan de manera crucial parte de la presión de la tierra natural para soportar esta carga, enfatizan los investigadores.

Actualmente, el uso del suelo genera una cuarta parte de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero, de las cuales la producción de alimentos contribuye a la mitad. Por el contrario, también tiene un poder casi incomparable para reducir las emisiones y almacenar carbono.

Este es un gran beneficio latente, pero para comprenderlo completamente, tendremos que actuar rápidamente, comenzando a implementar cambios importantes en el uso de la tierra en los próximos años, advierten los investigadores. “La tarea por delante es desalentadora, pero tenemos todas las herramientas y el conocimiento que necesitamos para comenzar a implementar ahora”, dijeron.

Fuente: Roe et. al. “Contribution of the land sector to a 1.5 °C world.” Nature Climate Change. 2019.

Imagen: Pixabay

 

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