Traducido por María Fernanda Enríquez
Los amantes del vino toman nota: la celebrada diversidad de su bebida favorita también podría ser la clave para su supervivencia bajo el cambio climático.
Un nuevo estudio, publicado en PNAS, encuentra que bajo futuros aumentos de temperatura de 2°C, hasta el 56% de la tierra productora de vino en todo el planeta ya no será adecuado para ese propósito. Y si las temperaturas globales aumentan en 4°C, la pérdida aumenta al 85%. Sin embargo, si los productores de vino adoptan la diversidad de la uva y reorganizan sus cultivos en consecuencia para adaptarse al estrés climático en las próximas décadas, podría salvar a más de la mitad de esas tierras de la pérdida, con un aumento de 2°C, y un tercio de los viñedos por debajo de 4°C.
El estudio, que fue producido por un equipo internacional de investigadores, incluidos científicos de la NASA, enfatiza que un grado de pérdida de viñedos bajo el cambio climático será inevitable, especialmente en el escenario de temperaturas más altas. Pero la sustitución de uvas más resistentes en los años venideros, un proceso llamado ‘rotación’, ofrece una solución única frente a esta amenaza, gracias a la larga historia de la producción de uvas que ha resultado en más de 1100 variedades para los agricultores a las cuales ellos pueden recurrir.
Los investigadores revelaron la riqueza y el potencial de este recurso genético cuando se remontaron a través de extensos registros históricos y una investigación académica más reciente sobre 11 variedades de uva, incluidas Cabernet Sauvignon, Chardonnay y Pinot Noir. De este conjunto de datos extrajeron información sobre cuándo florecería y maduraría cada variedad, y en qué condiciones climáticas óptimas. (Se cree que los cambios de temperatura juegan un papel más importante que la lluvia al alterar el nivel de ácidos y azúcares en las uvas, lo que influye en la calidad del vino y la viabilidad de la producción).
Cuando conectaron estos datos de crecimiento a un modelo climático, revelaron qué variedades de uva obtendrían mejores resultados en diferentes partes del mundo, bajo los dos escenarios climáticos proyectados. Eso demostró cuán eficazmente cambiar los tipos de uva podría cambiar el destino de las regiones vitivinícolas: por ejemplo, el Pinot noir sensible al calor en algunas partes de Francia podría reemplazarse con variedades más tolerantes al calor como la garnacha, un tipo de uva que madura tarde, y que, por lo tanto, requiere condiciones calientes y secas.
Sin embargo, las pérdidas y ganancias no se desarrollarán de manera uniforme en todo el mundo. Las regiones más cálidas sufrirán más en el futuro. En algunos países como España, una mayor diversidad de cultivos no será suficiente para evitar pérdidas de casi el 70%, encontraron los investigadores. Por otro lado, actualmente las partes más frías del mundo, como el noroeste del Pacífico de América y partes de Nueva Zelanda, experimentarán una expansión en el hábitat adecuado para el cultivo del vino a medida que las temperaturas se calientan.
Curiosamente, las 11 variedades de uva que los investigadores incluyeron en su análisis solo cubrían alrededor del 1% de la diversidad de la uva de vinificación, lo que destaca cuánto más potencial podría haber para que diferentes tipos de uva apuntalaran regiones vulnerables de producción de vino contra el cambio climático. Tener este enorme depósito de información podría indicar a los agricultores qué tipos tendrán mejores resultados en sus tierras en los próximos años.
Los productores de vino tienen la suerte de tener una gran cantidad de cultivos para aprovechar en el futuro. Y esto subraya por qué la diversidad es tan crucial para adaptarse al cambio climático: es una lección que podría aplicarse a muchos otros tipos de agricultura, como la producción de arroz, el trigo o la producción de banano, donde ahora está en marcha una búsqueda ansiosa de nuevas variedades de cultivos.
Pero al mismo tiempo, los investigadores del nuevo estudio se esfuerzan por enfatizar que la diversidad no es una panacea: incluso con más variedades en las que confiar, algunas regiones vitícolas del mundo se desvanecerán sin duda si tenemos cambio climático sin control. Es por eso que limitar el aumento de la temperatura global a 2°C o menos, sigue siendo la solución más poderosa, dicen.
En ambos frentes, cambiando los métodos de cultivo y limitando las emisiones, los investigadores enfatizan “el papel crítico que juegan las decisiones humanas en la construcción de sistemas agrícolas resistentes al cambio climático”.
Fuente: Morales-Castilla, et. al. “Diversity buffers winegrowing regions from climate change losses.” Proceedings of the National Academy of Sciences. 2020.