Con la ayuda de los murciélagos, los investigadores crearon un árbol genealógico de coronavirus

Traducido por María Fernanda Enríquez

El SARS-CoV2, el virus que causa COVID-19, ha causado estragos en el mundo humano, enfermando a millones de personas y estimulándonos a cambiar toda nuestra forma de vida. Al igual que otras enfermedades zoonóticas, como la enfermedad de Lyme y la salmonella, su poder proviene de su novedad: debido a que no evolucionó con nosotros, tenemos pocas defensas contra ella.

Pero hay un tipo de animal que está bastante acostumbrado a los coronavirus: los murciélagos. Según un artículo reciente en Scientific Reports, las familias y los géneros de murciélagos albergan sus “propias” cepas de coronavirus, junto con las cuales han evolucionado. Saber más sobre estas relaciones eventualmente podría ayudarnos a adelantarnos y, con suerte, a evitar futuros brotes.

Se estima que podría haber al menos 3.200 cepas diferentes de coronavirus presentes en los murciélagos, y cientos ya han sido identificados. Los virus no parecen causar daño a los murciélagos. Tampoco parecen pasar directamente de los murciélagos a los humanos: generalmente se necesita un huésped secundario.

Para este estudio, los investigadores se centraron en los murciélagos de las islas en el Océano Índico occidental, así como en Mozambique. Utilizaron muestras de hisopos recolectados de 1,013 murciélagos de 36 especies diferentes, incluido el zorro volador de Seychelles y el murciélago de hoja redonda de Sundevall, conocido por su nariz grande. En general, el 8,7% de los murciélagos dieron positivo para un coronavirus, aunque es posible que las tasas de infección fluctúen durante todo el año a medida que cambian las estaciones, escriben los autores.

Luego, los investigadores secuenciaron genéticamente los coronavirus que encontraron en los murciélagos. Utilizando este análisis, junto con información de estudios previos de cepas encontradas en delfines, alpacas, humanos y otros murciélagos, los investigadores construyeron un “árbol genealógico” filogenético de diferentes coronavirus, que muestra cómo se relacionan entre sí.

Descubrieron que, en su mayor parte, cada género o familia de murciélagos portaba una cepa diferente de coronavirus, que probablemente había estado evolucionando durante millones de años. “Está claro que existe una profunda convivencia entre los murciélagos. . . y sus coronavirus asociados “, dijo Michael Goodman, uno de los autores del estudio.

Los murciélagos de diferentes familias, géneros o especies rara vez exhibían la misma cepa, aunque a veces, cuando compartían cuevas y se posaban cerca unos de otros, lo hacían.

Todavía hay mucho que debemos saber sobre los coronavirus, desde cómo se produce la transmisión entre los murciélagos y los huéspedes secundarios hasta lo que podría desencadenar un evento de propagación. Pero información como la que se encuentra en este estudio es un componente básico que ayuda a los investigadores a comenzar a predecir de dónde podrían surgir futuros brotes.

“Antes de que puedas descubrir programas para la salud pública y tratar de lidiar con el posible cambio de ciertas enfermedades a los humanos, o de humanos a animales, tienes que saber qué hay ahí afuera”, dijo Goodman. En cierto sentido, los murciélagos albergan una biblioteca viva de virus que deberíamos vigilar: otro servicio más que brindan.

Fuente: Joffrin, Léa et. al. “Bat coronavirus phylogeography in the Western Indian Ocean.” Scientific Reports. 2020.

Imagen: Edgar Bell/WallpaperFlare

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