Traducido por María Fernanda Enríquez
En un esfuerzo por detener el cambio climático, la mayor parte de la atención se centra correctamente en los mayores emisores de dióxido de carbono, como el transporte, la fabricación y la generación de electricidad. Pero muchos otros aspectos de la vida diaria pueden ser fuentes sorprendentes de gases de efecto invernadero, y pueden ofrecer la posibilidad de cortes rápidos y limpios.
Tomar en cuenta la cirugía, por ejemplo. La anestesia general utiliza gases halogenados volátiles y óxido nitroso para noquear a los pacientes. Los pacientes metabolizan muy poco gas de anestesia, por lo que cuando exhalan estos gases entran a la atmósfera y pueden persistir hasta por 114 años.
El óxido nitroso tiene un efecto de calentamiento climático 289 veces mayor que el dióxido de carbono, y el desflurano, otro gas de anestesia común, es 3.714 veces más potente que el dióxido de carbono. Estos gases también dañan la capa de ozono.
Por supuesto, cualquier cirugía solo usa un poco de gas anestésico. Someter a un paciente a una cirugía de reemplazo de rodilla o cadera promedio de 2 horas requiere aproximadamente 100 g de desflurano y 8 g de óxido nitroso, con un potencial de calentamiento global equivalente a quemar aproximadamente 4 libras de carbón, calcularon los investigadores en un artículo publicado en la Revista de Anestesia Regional y Medicina del Dolor.
Pero todo suma. Si los más de 1 millón de reemplazos de cadera y rodilla realizados en los Estados Unidos en 2009 utilizaron anestesia general, los gases anestésicos utilizados equivaldrían a 3,260,000 libras de carbón quemado, o 7,350,000 millas conducidas en un automóvil de pasajeros promedio.
Y existe una alternativa: la anestesia regional, que combina sedantes intravenosos y anestésicos inyectados cerca de un nervio para aliviar el dolor.
La anestesia regional está creciendo en popularidad, pero no está claro exactamente cuántas cirugías se realizan con este método. Los investigadores revisaron un gran conjunto de datos del sistema de atención médica y descubrieron que en más de 400 hospitales de Estados Unidos durante un período de cuatro años, solo el 11 por ciento de los reemplazos de rodilla y cadera se realizaron solo con anestesia regional.
En 2019, la propia institución de los investigadores, el Hospital para Cirugía Especial en la ciudad de Nueva York, hizo un esfuerzo especial para realizar reemplazos de rodilla y cadera con anestesia regional cuando fue posible. Solo el 4 por ciento de 10,485 cirugías de este tipo en el hospital ese año usaban anestesia general.
Los investigadores calcularon que el uso evitado de gases de anestesia general ese año ahorró el equivalente a 26,900 libras de carbón quemado o 60,500 millas conducidas.
Sus cálculos no son una imagen completa del impacto climático de la anestesia regional versus la anestesia general. Eso requeriría un análisis completo del ciclo de vida que capture las emisiones relacionadas con la fabricación, el transporte, el embalaje y la eliminación de los agentes de anestesia utilizados en cualquier caso. Aún así, estos cálculos aproximados son impresionantes. Y otros estudios sugieren que al menos la mitad de la huella de carbono de un quirófano de Estados Unidos proviene de gases anestésicos.
Los investigadores dicen que su estudio también podría generar discusiones sobre otras formas de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero asociadas con los hospitales y los sistemas de atención médica. De hecho, un pequeño grupo de investigadores está comenzando a examinar el impacto climático de la atención médica y abogando por alternativas más amigables con el clima.
Por supuesto, “la decisión de utilizar un método anestésico específico debe basarse principalmente en la técnica óptima para ese paciente individual”, escriben los investigadores. Pero los estudios han demostrado que la anestesia regional se asocia con un mejor alivio del dolor, menos efectos secundarios y una recuperación más rápida de algunas cirugías.
“Aumentar el uso de anestesia regional es potencialmente bueno para el clima, mejora la calidad de la atención (al menos para los reemplazos de cadera y rodilla) y puede permitir a los profesionales individuales asumir la responsabilidad personal en la lucha contra el calentamiento global”, dicen los investigadores.
Fuente: Kuvadia M. et al. “‘Green-gional’ anesthesia: the non-polluting benefits of regional anesthesia to decrease greenhouse gases and attenuate climate change.” Regional Anesthesia and Pain Medicine 2020.
Imagen: RF123.com